Bien, pues después de casi un mes de estar en Edimburgo, por fin estoy ya en mi nuevo piso. Y como os comenté, me ha tocado de habitación el salón. Es grande, muy luminoso (tiene un peazo ventanal que pilla casi toda la pared), y se le ve acogedor. Ahora sólo tengo que llenarlo. Aunque con mis escasas posesiones, de momento, se me ha quedado muy vacío.
Pero bueno, ya lo iré llenando. Si no pasa nada fuera de lo habitual, espero tirarme aquí un añito…
Y para no variar, el llegar aquí tampoco ha estado exento de aventuras. Esta vez, lo que ha sucedido es que nos hemos bajado del autobús antes de haber llegado aquí. Llegamos a una calle con una iglesia en una esquina, y dijimos “aquí es”. Nos tiramos del autobús (que esa es otra, porque se me enganchó la mochila entre las barras que hay para agarrarse), y una vez ya estabilizados en la calle, nos dimos cuenta de que esa parada no era. Y como el siguiente autobús no iba a pasar hasta dentro de muuuuuucho rato, hicimos el resto del camino andando. Y para colmo, lloviendo. En fins… Life is hard!
1 comentarios:
Veo que lo de los autobuses hasta la fecha no es lo vuestro...
La habitación muy chula y con chimenea, desde luego Beni, donde vas siempre caes de pie :D
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