El pasado fin de semana asistimos a una de las populares “flatparty”. En Edimburgo no se hace botellón como en España. Supongo que estará prohibido. La gente se reúne en un piso y allí se montan la fiesta. Cada uno se lleva su bebida y sus accesorios, y se lo bebe allí. Obviamente, en un piso se está mucho mejor que si estuvieras en la calle, porque a ver quién es el que aguanta en la calle a las tres de la mañana en el mes de Enero.
Nos enteramos por email. El primo de Fede nos lo reenvió y allá que nos fuimos.
El primer incidente de la noche, llegar. Y no porque no supiéramos dónde estaba (que no lo sabíamos), sino porque según el mapa nos teníamos que meter por unos callejones demasiado “oscuros”. Al final llegamos bien al lugar. Llamamos, nos presentamos con colegas del primo del Fede, y para adentro.
La fiesta estuvo bien. La gente simpática y eso… Cómo no, había españoles (que no éramos nosotros, quiero decir). Como cada uno llevó una botellita, o dos, de distintas clases de alcoholes, al final se juntó una mezcla curiosa. Allí probé una bebida griega (dijeron que era típica), que sabía igual que el anís de España, y que lo tomaban con zumo de naranja… Lo probé… Horripilante… Anís del mono con zumo de naranja…
Cuando ya se habían acabado todas las botellas decentes (el anís griego todavía sigue allí), empezó a decaer la cosa, así que decidimos marcharnos. De camino hacia la parada del autobús, se me acercaron una gentucilla local… Bueno, mejor os cuento.
Hacía un frío del carajo. Yo, como buen previsor, pues me llevé a la fiesta camisa, jersey y abrigo. Dentro del piso, todo eso sobraba, pero al salir, toda ropa era poca. Pues caminando hacia nuestra parada del autobús, se me acercó un par de edimburgueses borrachos como cubas. Se pusieron a mi par, y yo diciendo, verás, verás si la vamos a liar… Los tíos no paraban de hablar en su endemoniado dialecto, así que yo no entendía ni papa. Sigo andando, y los tíos hablándome, hasta que les digo en un educado y correcto inglés:
“Ai don espikinglis”
Empezaron con el sorry de las narices, y entonces fue cuando vi la luz. En el momento en que me señalaban el jersey los entendí…. Los jodíos me estaban preguntando por el jersey… Claro, estaban muertos de frío los pollos… Pero yo no me di por vencido en mi ignorancia:
“Ai don anderstan llu”
Y los tíos de nuevo con el sorry. Me tendieron la mano y se alejaron con su borrachera, como si tal cosa… Incluso borrachos son educados esta gente… Supongo que en las peleas, tras cada ostión… ¿te dirán “Sorry”?
4 comentarios:
Jeje. Botellón at home. Que tiempos...
Veo que os habéis tomado muy en serio eso de volver a ser estudiantes. Así me gusta, castigad el hígado ahora que podéis.
y lo del "sorry"... A Willian Wallace no se le veía mu "civilizado".
ellos que iban en camisa de tirantas y bañador?
Pues no me fijé en lo que llevaban puesto, la verdad... Pero esa noche hacía un frío del carajo...
Jajaja no hombre, si es que sois muy mal pensados, en relaidad te estaban diciendo que les encantaba tu jersey y te preguntaban por cuánto y dónde lo habías comprado... ayyy :P
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